La sequedad extrema del mes de marzo deja consecuencias preocupantes en la geografía española. En Extremadura, Cataluña y Andalucía, la situacion obliga a imponer restricciones que pasan por la reducción del 40% del agua para uso agrícola, el 15% para el uso industrial, la prohibición de riego de zonas verdes públicas y privadas y la limpieza de las calles con agua potable.
En la Comunidad Valenciana, según la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), la precipitación acumulada de ese mes fue un 95% inferior respecto al promedio de los últimos 30 años.
Sin embargo, la situación es menos preocupante que la nacional gracias a las reservas acumuladas del 52%.
Pese a estos datos tranquilizadores, empiezan a aparecer indicadores de riesgo en el interior de las tres provincias y esta crisis de sequía va haciéndose patente en el campo valenciano, especialmente al cultivo del cereal, el trigo o el almendro según alerta la Asociación Valenciana de Agricultura.
Se trata de una problemática que está obligando al sector agrícola valenciano a elevar el consumo de agua embalsada con el incremento de gastos que ello conlleva.