La tarde del jueves acogía el primer gran encuentro del Papa Francisco con los jóvenes en esta Jornada Mundial de la Juventud.
El pontífice llegaba a la Colina del encuentro saludando desde el papamóvil a los cientos de miles de jóvenes que se agolpaban en el camino para saludarle.
Una vez en el imponente palco construido para la ocasión y tras el desfile de las 151 banderas de los países con representación en la cita, el Santo Padre se dirigía a los asistentes y les advertía sobre los peligros de las redes sociales, que crean una ilusión, pero dejan vacío el espíritu.
La jornada del viernes comenzaba para el Papa con la confesión de algunos jóvenes en la enorme zona de confesionario establecida en la que han dado en llamar Ciudad de la Alegría en Lisboa.
Desde allí se trasladaba a un centro parroquial donde mantenía un encuentro con representantes de algunos centros de asistencia y caridad. La mañana terminaba con un almuerzo con jóvenes en la nunciatura apostólica. Ya por la tarde la cita fue de nuevo en la colina del encuentro donde se celebra el Vía Crucis, uno de los momentos centrales de las Jornadas Mundiales de la Juventud de Lisbóa.
Lisboa se ha convertido en un gran punto de encuentro para los jóvenes de esos 151 países participantes en las Jornada Mundial de la Juventud.
El ambiente entre los peregrinos es de alegría y fiesta. Por todos los rincones de la ciudad surgen grupos de jóvenes que esperan la llegada del santo padre con guitarras, panderetas, cánticos e incluso bailes.
La alegría es la tónica dominante, pero también la escucha y asimilación de los mensajes del Santo Padre.