Estamos tan obsesionados con el proceso electoral catalán que se nos está olvidando que antes, este mismo domingo, tenemos unas elecciones en Vasconia que van a resultar fundamentales para muchas cosas.

En primer lugar, porque todas las encuestas dicen que va a haber una amplísima mayoría independentista en la cámara legislativa, y también que puede ganar Bildu. Esas dos cosas pueden hacer que la Cataluña del 2017 palidezca frente al País Vasco de 2024. Ganar va a ganar o Bildu o el PNV. Porque durante muchísimos años ETA se encargó de exiliar constitucionalistas que hubieran equilibrado las urnas. Y es posible que esta vez el PSE (desde un modesto tercer puesto) sea el árbitro, el socio necesario para que gobierne uno u otro, si es que no gobiernan los dos juntos. Ya lo hicieron durante un tiempo Junts y Esquerra, que eran también como el agua y el aceite. Además, como Junts, Esquerra, Bildu y el PNV son socios necesarios del PSOE en Madrid, que los socialistas vascos apoyen a uno u otro grupo independentista vasco y el PSC gane o apoye a uno u otro grupo independentista catalán puede ser decisivo para la permanencia de Sánchez en La Moncloa. Así de difícil está la cosa. El contenido de los pactos de los socialistas para España con tres de esos grupos políticos son conocidos. Los que firmó con Bildu no. Se supone que Pamplona estaba incluida.

Pero, ¿y qué más? Pues no tardaremos en saberlo, de aquí a las catalanas como mucho. Porque a lo mejor no sabemos quién gobierna en Euskadi hasta que no pase el 12 de mayo. Y no olviden que por mucho que el candidato del PSE diga que con Bildu (cuyo cabeza de lista dijo hace tres días que ETA había sido simplemente un grupo armado aunque ahora pida perdón a sus víctimas)… que con Bildu no va a pactar nunca nada, sus compañeros navarros sí lo hicieron en Pamplona.