Pudo ser un fallo de protocolo, como sugirió el president, o un cambio de planes del portavoz parlamentario de Compromís en Les Corts, pero lo cierto es que Baldoví no estuvo entre los asistentes al citado encuentro. El president lo incluyó en la prolija y farragosa lista de agradecimientos y saludas a todo tipo de autoridades, incluidas las religiosas “si las hubiera”, dijo, con la que cualquier orador de rango institucional comienza habitualmente sus discursos. Pero nada más citarlo alguien desde las primeras filas del auditorio debió indicarle a Mazón que no, que el de Sueca no estaba, a lo que el máximo responsable de la Generalitat respondió justificando que se lo habían indicado desde ‘protocolo’.
No, Baldoví no acudió a escuchar a Mazón en su primer acto de dación de cuentas y avance de proyectos en la nueva temporada política porque no es costumbre que un líder opositor escuche a un líder ejerciente salvo en Les Corts o en actos institucionales. Los partidos políticos suelen invitar a la competencia a sus congresos, y a veces algún líder de segunda fila acude, pero lo normal es ver en esos cónclaves sólo a responsables empresariales y sindicales, y, si acaso, a algún político de partidos con los que se puedan tramar coaliciones más o menos ocasionales.
Pero ¿tendría algo de malo que Baldoví o cualquier otro político que no sea del PP hubiera acudido a escuchar a Mazón?, ¿sería un desdoro para su actividad opositora?, ¿o por el contrario tendría ésta más sentido aún después de haber escuchado al orador, evidentemente sin que de ello se pueda derivar complacencia alguna?
En este caso concreto Baldoví se ahorró escuchar a Mazón impostando su voz a manera de imitación para explicar que el portavoz de Compromís llevaba siete meses dándole largas a la posible participación de su grupo en la Mesa del Agua de la Comunidad Valenciana. Con Baldoví delante no parece probable que Mazón le imitara, pero con Baldoví ausente el desayuno tuvo sin duda menos morbo.