A nivel nacional la comidilla de la semana está siendo la rocambolesca salida de Venezuela de quien parece que ganó las últimas elecciones, el candidato opositor Edmundo González. Eso dicen al menos Congreso, Senado y Parlamento Europeo. Y eso no lo ha podido desmentir Maduro porque no ha mostrado las actas electorales que confirmarían una cosa o su contraria. A mí me llama especialmente la atención que a la embajada española accediera Delcy Rodríguez, cuya entrada a territorio europeo está prohibida. Y la embajada española es territorio europeo. A Delcy, la de las famosas maletas en Barajas a quien recibió en su día sin que nunca nos hayan explicado exactamente a qué santo José Luis Ábalos, le acompañaba su hermano Jorge, el que luego ha dicho que hay que cortar todo tipo de relaciones con España porque Margarita Robles y también José Borrell han dicho que el régimen de Maduro es una dictadura. Bonita pareja, Delcy y Jorge. Pero otra cosa sorprendente de su encuentro con Edmundo González en la residencia del embajador de España es que hubiera una persona más, la encargada de hacer fotos y vídeo del momento de la firma del famoso documento en el que el ganador reconocía que había perdido. Evidentemente si recopiló ese material gráfico, ahora divulgado en apoyo de la tesis de Maduro, es porque el embajador español se lo permitió. Embajador que según el ministro Albares no intervino en la negociación, aunque permitiera ese tipo de prueba; embajador que les abrió amablemente la puerta, según los hermanos Rodríguez. Una curiosidad más: en este turbio episodio Delcy, Jorge y Zapatero se apellidan Rodríguez. El opositor Edmundo, el señor que filmó en encuentro, y el valenciano Pons se apellidan González. Sánchez en cambio sólo hay uno.