En el día que se conmemora la lucha contra el Cáncer de Colon, un tipo de tumor que en 2023 se convirtió en el más frecuente diagnosticado a nivel mundial, los expertos ponen el foco en la necesidad de lograr una mayor adherencia a los programas de cribado poblacional para aumentar la supervivencia. Y es que, pese a que las cifras avalan su eficacia: el 90% de los casos tiene cura si se detecta a tiempo, “el nivel de participación en estos programas está todavía lejos de otros cribados como pueda ser el de cáncer de mama”, apunta el Dr. Marcos Melián, médico adjunto del Servicio de Oncología Médica de la Fundación Instituto Valenciano de Oncología (IVO). El Dr. Melián recuerda que se trata de una enfermedad que rara vez presenta síntomas por lo que el diagnóstico precoz sigue siendo la mejor arma para aumentar la supervivencia ya que en estadios iniciales el porcentaje de curación aumenta considerablemente.
¿Y cómo puede detectarse a tiempo? En España los programas de detección precoz o cribado utilizan la prueba inmunológica de sangre oculta en heces y están dirigidos a personas entre 50 y 69 años. Con una periodicidad bianual, esta sencilla prueba que se realiza en casa permite detectar pequeñas cantidades de sangre en las heces, que no son visibles a simple vista, lo que podría indicar la presencia de pólipos o cáncer colorrectal.
“Cuando se presentan síntomas sospechosos, o un resultado positivo en la prueba de sangre oculta en heces, es necesario someterse a una colonoscopia, que es actualmente la mejor exploración disponible para el diagnóstico del cáncer colorrectal”, explica la Dra. Carmen Martínez Lapiedra, jefa clínica de la Unidad de Digestivo del IVO, quien destaca la importancia de que la colonoscopia sea completa. “En caso de que no sea factible realizarla, se recomienda recurrir a otras pruebas de imagen, como la colonografía por TAC”.
Factores de riesgo y síntomas
Considerado por los expertos como un problema de salud pública, el cáncer de colon presenta además del envejecimiento otros factores que incluyen aspectos genéticos y relacionados con el estilo de vida, como explica la Dra. Martínez Lapiedra. De esta manera, existe “un riesgo elevado en personas con antecedentes de enfermedad inflamatoria intestinal, antecedentes personales o familiares de cáncer colorrectal o pólipos, o síndromes hereditarios de cáncer colorrectal”. En los últimos años, se ha detectado un incremento de incidencia en jóvenes de 30 a 50 años “vinculado previsiblemente al consumo de alcohol, el tabaco o la dieta”, apuntan los expertos.
Pese a que pueden variar en función de la localización del tumor, y que pocas veces son aparecen en fases incipientes, los síntomas más frecuentes son el sangrado o eliminación de moco con las heces, la alteración en el hábito deposicional (tendencia a un mayor estreñimiento del habitual, alternancia entre diarrea y estreñimiento o la sensación de defecación incompleta o tenesmo), la pérdida de peso sin causa justificada o la sensación de masa en el abdomen. Ante cualquiera de ellos los expertos recomiendan consultar con un médico.
Lo que sí que influye en su aparición es el alcohol, el tabaquismo, el sedentarismo y el consumo de carne roja y productos ultraprocesados. “Sin embargo, una dieta rica en fibra, en frutas y verduras, en leche y productos lácteos, actúa como factor protector”, subraya la Dra. Martínez Lapiedra.
Investigación y medicina de precisión
Sobre cómo se ha avanzado en las últimas décadas y en qué punto se encuentra, el Dr. Melián recuerda que la investigación, a través de los ensayos clínicos, ha supuesto un aumento en la supervivencia de los pacientes a lo largo de los últimos años: “En los últimos años, se han desarrollado varias terapias para el cáncer de colon y de recto. Entre ellas, la más prometedora es la terapia con Dostarlimab, que se usa para un subtipo de pacientes con cáncer de recto que presenten alta inestabilidad de microsatélites”.
Una vez confirmado el diagnóstico, “es muy importante individualizar el tratamiento de cada paciente y esto se realiza gracias a los comités multidisciplinares donde participan diferentes especialistas (cirujanos, oncólogos médicos, oncólogos radioterápicos, radiólogos, médicos nucleares, médicos digestivos, patólogos, biólogos moleculares y psicólogos) y se toman las decisiones de forma unificada para establecer una estrategia de tratamiento individualizada, atendiendo a las características clínicas, patológicas y moleculares del tumor de cada paciente y teniendo en cuenta sus preferencias y deseos”, asegura el médico adjunto del Servicio de Oncología Médica del IVO.
En este sentido, el tratamiento suele centrarse en la medicina de precisión, que consiste, tal y como explica el Dr. Melián, en “conocer molecularmente la enfermedad, para así individualizar el tratamiento de cada paciente. Esto tiene implicaciones en el tipo de fármacos que empleamos en cada paciente que, en función de esas características del tumor podría incluir fármacos dirigidos frente a genes concretos, o bien, tratamientos de inmunoterapia capaces de activar el sistema inmune para que este combata la enfermedad directamente”.
Cirugía robótica al servicio del paciente con cáncer de colon
Como explica el Dr. García Fadrique, jefe clínico del servicio de Cirugía General y Digestiva del IVO, a la hora de abordar este tipo de cáncer “la cirugía constituye una pieza clave en el manejo de los pacientes”. Y aunque la técnica dependerá de la localización del tumor, “estará siempre orientada a extirpar el colon afecto con unos márgenes de seguridad suficientes, así como del el tránsito intestinal para volver a la defecación natural”.
El Dr. Fadrique recuerda, además, el importante papel que desempeña la cirugía robótica -el Da Vinci Xi- en el caso del IVO, en el avance de cirugías menos agresivas y precisas: “La cirugía robótica no solo aporta un refinamiento tecnológico excepcional a la hora de abordar cirugías muy complejas y facilita el trabajo del cirujano que gana precisión en la intervención, sino que permite además un postoperatorio más ágil y con menos dolor y una recuperación más temprana”. Una herramienta quirúrgica de última generación que aporta “un gran valor añadido en el tratamiento del cáncer colorrectal de nuestros pacientes”, asegura el Dr. Fadrique.
Entre los avances, el Dr. Fadrique destaca los realizados en el tratamiento del cáncer de colon metastásico: “La cirugía de las metástasis, junto a nuevos tratamientos de quimioterapia, radioterapia dirigida y radiología intervencionista, nos han permitido tratar a pacientes que con anterioridad se consideraban terminales”. En este sentido, el Dr. Fadrique explica que el IVO actualmente participa en varios ensayos clínicos para establecer nuevas vías de tratamiento en escenarios complejos.
Radioterapia
La radioterapia es otra de las técnicas que resultan más efectivas a la hora de abordar esta enfermedad. En la mayoría de las ocasiones se realiza antes de la cirugía para reducir el tumor previo al tratamiento quirúrgico y así contribuir a prevenir la aparición de recaídas. "Gracias al efecto de la combinación de los tres tratamientos, tratamiento sistémico, radioterapia seguida de cirugía es posible conseguir la curación de muchos tumores o bien optimizar el control local de la enfermedad que haga posible mejorar la calidad de vida, al poder aumentar el número de tratamientos conservadores del esfínter anal”, explica el Dr. Leoncio Arribas, jefe del servicio de Oncología Radioterápica del IVO.
El Dr. Arribas destaca también la radioterapia intraoperatoria, aquella que se administra durante el tratamiento quirúrgico: “Tras la realización de la cirugía se administra una dosis de alta radiación sobre las zonas en las que no se ha podido extirpar la totalidad del tumor”, explica el Dr. Arribas quien destaca que esta técnica aumenta las posibilidades de controlar la enfermedad en pacientes a los que les vuelve a salir el tumor después de un tratamiento previo.
Entre los avances, el jefe del servicio de Oncología Radioterápica del IVO destaca la incorporación de técnicas de inteligencia artificial en la adquisición de imágenes durante todo el proceso del tratamiento radioterápico. “Estas mejoras tecnológicas nos permiten ser cada día más precisos, más seguros, minimizando irradiar tejidos sanos, mejorando tanto la tolerancia, así como los resultados de control tumoral”. Y pone el foco en la posibilidad de realizar tratamientos de preservación de órganos en muchas situaciones clínicas del cáncer rectal en las que antes no se utilizaban, permitiéndonos realizar tratamientos de metástasis en número reducido, elevando la calidad de vida y alargando la supervivencia de los pacientes”.
Ayuda Psicológica adaptada a cada paciente, en cada etapa de la enfermedad
Se calcula que cerca de 25% de los pacientes presentará a lo largo del proceso de la enfermedad alteraciones emocionales susceptibles de atención psicológica. ¿Cómo puede ayudar la Psicooncología al paciente a lo largo de todo el proceso? Como señala la Dra. Rocío Romero, coordinadora de esta unidad en el IVO: “Ante el primer impacto, lo más adecuado es dejar unos días para el paciente asiente todas las emociones que surgen ante la noticia mientras le ayudamos a validarlas. La rabia y la confusión suelen ser las reacciones más comunes y hay que ponerles nombre, permitir que las identifique y exprese”.
La experta en Psicooncología señala además que los pacientes con cáncer de colon se enfrentan a cambios externos, efectos secundarios de la quimioterapia o la radioterapia etc. que pueden llegar a ser muy limitantes. “Entre ellos la ostomía tras la cirugía, los trastornos digestivos y diarrea tras la RT y la toxicidad de la quimioterapia, son un ejemplo. Son, además, unos meses con muchas visitas al hospital y, tanto el enfermo como la familia van a estar muy pendientes de cada consulta, de cada cita con el médico”. En esta segunda etapa aconsejan cuidar la alimentación, hacer ejercicio suave y tratar de no “desatender” otras áreas de su vida: “Por ejemplo, que trate de no aislarse demasiado y encuentre actividades que mantengan ocupado al paciente y, además, le nutran”, sugiere la Dra. Romero.