Las palabras del presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, sobre las alianzas de Gobierno no han sido bien recibidas en el PSOE, donde existe cierta crispación. Page ha afirmado que el partido va a ser castigado si continúa «con las mismas compañías», en referencia a su socio de Gobierno Unidas Podemos.

El presidente castellano-manchego cree que «el problema de los socios que apoyan o rebañan, o arañan, o le pasan peaje al Gobierno es que, además de que son muchos, bastantes de ellos llevan en su código político la voluntad de desestabilizar el Estado, de atacarlo e incluso de romperlo». «Son malas compañías», ha apuntado.

Por otro lado, el presidente de Castilla-La Mancha ha halagado al líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, afirmando que «es visto por una parte importante de la sociedad española como una alternativa, automáticamente concentra el voto útil».

El desconcierto en el Gobierno es notable. La portavoz del Ejecutivo, Isabel Rodríguez, ha ordenado a García-Page que "se haga cargo" de sus palabras, mientras que el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, ha resaltado la «fortaleza y unidad» que hay en el partido.

Por su parte, el presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, ha pedido «coherencia» a García-Page. «Yo no estoy para comentar las afirmaciones de otros presidentes autonómicos, pero hay un valor fundamental que es la coherencia», ha señalado. Además, ha recordado que «hubo un acuerdo generalizado respecto a la estrategia política».