El Valencia se despidió del sueño de la Copa del Rey de la peor manera posible: con dudas, sin fútbol, sin contundencia, sin alma y sin líderes ni en el campo ni en el banquillo. Pronto se verían los nervios de un equipo que volvió a pagar su endeblez defensiva en el primer gol del Athletic Club. 

Obsesionado con sacar el balón desde atrás, Diakhaby ofreció un mal pase que aprovechó el Athletic Club para plantarse en el área. La cabeza de Iñaki Williams sirvió en bandeja el gol a un Muniain que soltó un remate fortísimo. 

Y como si pasara de héroe a villano, Diakhaby generó la ocasión que supondría el empate del Valencia gracias a un centro del área que Óscar de Marcos introdujo en su portería. El gol valencianista lanzó a Mestalla, pero la ilusión duró apenas dos minutos. 

Otro mal despeje sirtvió para que el Athletic jugara a placer dentro del área. Los hermanos Williams, totalmente solos, cogieron el balón suelto para que Nico rematara a placer desde el punto de penalti y apagara todas las ilusiones de la grada. 

Gattuso movió fichas e introdujo a Hugo Duro, Fran Pérez y André Almeida en busca de una reacción que no llegó. De hecho, lo único que llegó fue el tercer y definitivo tanto del Athletic Club. Un penalti infantil de Chenk lo transformó Mikel Vesga. 

Los últimos minutos de partido solo sirvieron para que el Valencia intentara engancharse a una eliminatoria perdida y para que Mestalla volviera a protestar contra el máximo accionista Peter Lim.