La vuelta de Justin Kluivert y el descaro de los canteranos le dieron un soplo de aire tan fresco al Valencia que solo tardó ocho minutos en tejer el gol de la esperanza valencianista. Kluivert, que volvió a ser la referencia ofensiva, remató a la perfección un centro medido de Diego López.
El propio Diego López estuvo a punto de marcar ya en la segunda parte con un remate que sacó con un paradón Iván Villar. Y cuando mejor estaba el Valencia, el Celta se empeñó en recordar aquello de que quien perdona lo acaba pagando con un cabezazo de Seferovic. Una jornada más, el Valencia sufría a balón parado.
De hecho, el Celta casi marca minutos después con un disparo de falta de Óscar Rodríguez que se topó con la madera.
Por suerte, el Valencia no se vino abajo y se volvió a agarrar a la épica y la cantera para marcar el segundo y definitivo gol con un testarazo fortísimo de Alberto Marí en el 88.
La nota negativa la pondría la expulsión de Gabriel Paulista por doble amarilla. Pero al final, el Valencia y el valencianismo consiguieron sonreír en Vigo impulsados por la ilusión de la factoría de Paterna.