La constitución de estas nuevas Cortes Valencianas nos ha traído algo de justicia poética. De los cinco puestos de la Mesa, tres le correspondían al PP (que cedió la presidencia a Vox), y los otros dos puestos eran para el PSPV, que se negó a darle uno a Compromís porque no anda sobrado de puestos de trabajo para todos los que van a salir del Consell.
La justicia poética está en que PP y Vox han permitido que Gabriela Bravo saliera elegida vicepresidenta sin haber contado con el apoyo de Compromís, que se ha abstenido, pero que a su vez impidieran que Josefina Bueno, la todavía consellera, la otra designada por la bancada socialista, fuera secretaria de la Mesa: 18 diputados de derechas han votado a una candidata alternativa que ha presentado Compromís, la todavía diputada provincial en Valencia María Josep Amigó, y han dejado a Bueno fuera.
¿Qué me dice usted, que Compromís ha aceptado los votos de Vox? Pues no, porque a la señora Amigó le ha bastado con sus propios votos y los de la mitad de los del PP, que Mazón ya tiene experiencia en llegar a acuerdos con Compromís en la Diputación de Alicante y sabe qué cuela y qué no. Volviendo a Bravo, ha salido sólo con los votos del PSPV a pesar de no ser militante del PSPV.
Que la ‘independiente’ pareja de Puig sea la única representante socialista en la Mesa no ha caído especialmente bien. Se abren por tanto brechas relevantes entre los antiguos socios del Botànic, que a PP y Vox le vienen muy bien. Porque, ojo, aún hay que pactar la Diputación de Valencia, y el PSPV necesita a Compromís.
En cuanto a la flamante presidenta de Les Corts, que tal como adelantó La 8 Mediterráneo es Llanos Massó, se ha estrenado con un discurso modificado a última hora para abogar por que no se le dé ningún amparo en la Comunidad Valenciana a la violencia contra la mujer.
Y un detalle más para acabar esta crónica apresurada: para que se confirmara la candidatura de Llanos Massó para la presidencia ha habido que esperar a que su nombre lo pronunciara Santiago Abascal tres cuartos de hora antes del pleno de hoy, con lo que se confirma que Vox es un partido de estricta obediencia madrileña.