Compromís se jactaba de ser un partido de estricta obediencia valenciana. Ahora, como se ha integrado en el proyecto que encabeza la personalísima Yolanda Díaz, no va a poder seguir diciendo lo mismo.
Vox, desde luego, tampoco. Vox es de estricta obediencia madrileña. La prueba es que para confirmar oficialmente el nombre que adelantó La 8 Mediterráneo de la presidenta de Les Corts, Llanos Massó, ha tenido que esperar a que, tres cuartos de hora antes de que empezara el pleno, lo anunciara Santiago Abascal, que era un simple invitado al acto de constitución de la nueva legislatura. A su lado en las fotos, por cierto, el señalado Carlos Flores.
Abascal ayer en Valencia, Feijóo hoy en Valencia y el fin de semana pasado en Alicante. Se vigilan. Pero se entienden. Cada vez más. Sobre todo ahora que la líder del PP extremeño ha reculado por carta en su enfrentamiento frontal con los populistas de derecha. Pelearse con ellos le ha costado 6 diputados a Feijóo en las encuestas del fin de semana.
Guardiola, al contrario que en el Barça, ya no juega al ataque, María Guardiola, la extremada extremeña. Un mes de líos PP-Vox ha sido suficiente para que Feijóo nos recuerde con la pizarra de Mazón en una mano y la de Guardiola en la otra que aquí lo principal para una mayoría muy mayoritaria es derogar el sanchismo. Por encima de cualquier otra cosa. Y que si se quiere evitar los riesgos colaterales de Vox lo que hay que hacer es votarle a él abrumadoramente.
Que sí, que Vox se ha llevado tres presidencias de parlamentos autonómicos, pero desde las que poco estropicio podrá formar porque su poder es muy limitado, aunque ruido sí que harán, especialmente en Baleares y Aragón. Ese ruido le viene bien a Feijóo para emerger con furia como única opción para sacar a Sánchez y evitar a Vox, ambas cosas a la vez.
Y hablando de políticos hábiles, María José Catalá desactivando la que le iban a montar en su primera semana de mandato con la sencilla fórmula de sacar más colores a la fachada de los que decían que iba a quitar. Y a otra cosa.
