Cada vez que cambia un gobierno cambian estructuras y procedimientos.
Y lógicamente los que acometen esos cambios aseguran que mejorará el servicio y los que estaban en el anterior gobierno afirman lo contrario.
Pero de cara al ciudadano, que se reduzcan estructuras, lo que algunos llaman ‘grasa’, y se agilicen trámites no puede ser malo, ni mucho menos.
Veamos el caso del Ayuntamiento de Valencia: que se agrupen las competencias para la concesión de licencias, si se hace bien, servirá para resolver un embudo que estaba matando el desarrollo de la ciudad.
Puede parecer una anécdota en el océano de cosas a resolver por una institución tan grande como el Ayuntamiento de Valencia, pero quizá lo que sea es… una categoría. No sé las cifras de antes, pero ahora me cuentan que hay entre cien y doscientas peticiones de entrevistas diarias con la alcaldesa o la persona en la que ella delegue. Señal de algo será. O de que antes no había manera, o de que ahora es el momento. Pero señal de algo será.
Como también parece relevante que muchas de esas entrevistas no se celebren en los despachos consistoriales sino en los lugares de los que proceden quienes solicitan las reuniones de trabajo. Es una buena manera, sin duda, de enterarse bien de los problemas que se les plantean en petición de ayuda.
Y dos cosas más del consistorio del Cap i Casal. Con la reorganización ya dije ayer que vendrán las auditorías. Para saber por qué para determinadas cosas urgentes, propias del verano, no había dinero donde los nuevos responsables esperaban encontrar partidas adecuadas y suficientes.
La otra cosa: ¿quién se puede sorprender de que el PP nombre socio preferente a Vox, si ningún otro grupo municipal quiere ser socio, ni preferente ni no preferente de un equipo de gobierno del PP?