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La disconformidad de muchos socialistas con la posible amnistía podría cambiar las cosas

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  • Vicente Climent
  • Publicado: 14/09/2023
  • Actualizado: 14/09/2023 · 15:56

Vicente Climent reflexiona en 'A Estas Horas' de Noticias 8 Mediterráneo

La cuestión temporal va a ser definitiva en las negociaciones para la investidura. ¿De qué investidura?, se preguntarán ustedes. Pues ésa es la clave. Porque mientras todo el mundo se centra en las exigencias de Puigdemont para hacer de nuevo presidente a Sánchez, a lo mejor antes pasan otras cosas.

En un país tan descabellado como éste bien podría suceder que algún socialista votara antes a Feijóo, evitando así el riesgo más que cierto de una amnistía tramitada antes de la posterior investidura de Sánchez.

Parece difícil que esa ley estuviera aprobada antes de esa segunda investidura, cuestión de plazos, ya que a su previsible aprobación en el Congreso le seguiría una revisión total en un Senado con mayoría absoluta del PP y una vuelta al Congreso en donde tampoco, como último recurso, cabe descartar ya un ‘tamayazo’, es decir, unos votos en contra o abstenciones de diputados socialistas que nos abocaran a nuevas elecciones en enero.

Las encuestas ya cuentan hoy que hay muchísimo socialista disconforme con la amnistía que viene. Y previsiblemente eso va a ir a más con las concentraciones que se están convocando, independientemente de si las pre-anuncia Aznar. Porque no todo lo que mueva el expresidente le va a acabar beneficiando a Sánchez por sistema. Y menos, con Vox callado.

La única baza que le quedaría entonces a un Sánchez derrotado en su investidura sería recordar que él no había dicho nada de una posible amnistía, que eso es algo que se habían inventado los golpistas del PP, y Alsina, y Herrera y Vallés, y presentarse así ante las urnas de enero como el auténtico dique de contención que impidió que Puigdemont se saliera con la suya.

Sin embargo, difícilmente colará, porque del cumplimiento o intento de cumplimiento del resto de exigencias de Puigdemont tenemos sobrada constancia. Empezando por las risas de la vicepresidenta con el prófugo (éste sí verdadero golpista), y acabando por el ridículo de Albares pidiendo a los europeos que abran la puerta a todos sus nacionalismos con lenguas propias.

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