España hace el ridículo pidiendo en Europa (que esta misma mañana ha despejado a córner el tema) que tres idiomas más sean oficiales en la Unión, y se ofrece a pagarlo todo. Xé, será per diners? Lo digo en valenciano a pesar de que allí, en Europa, Ximo Puig parece que no ha dicho nada de la doble denominación catalano-valenciana. Se les debe haber pasado.
Pasada es que nos vayamos a gastar 280.000 euros de aquí a fin de año para que los diputados del Congreso escuchen hablar en castellano por pinganillo lo que antes oían en castellano sin pinganillo. Porque a un señor que hable en vasco no se le va a traducir directamente al catalán o al gallego, sólo al castellano. Y así, todos los demás. Xé, será per diners? La cuestión es que en este país cada vez nos cueste más todo. Incluso entendernos.
Así de burros están en particular, los independentistas catalanes, empeñados en marcar las diferencias idiomáticas que les niegan a los valencianos. Ése es, insisto una vez más, el problema de la AVL, que en vez de cuidar las particularidades del valenciano las asimila al catalán estándar desde que firmó su supeditación al Institut d’Estudis Catalans.
Por eso ayer hizo bien Mazón en decirle a la presidenta de la AVL que quiere un valenciano más acorde al que se habla en la calle. ¡Pecado, pecado, titulaban hoy algunos, asegurando que Mazón pide a la Acadèmia pacificar el conflicto que alimentan PP y Vox, o que Mazón pide a la Acadèmia sensibilidad con los postulados del PP y Vox! Como si los valencianos que hablan valenciano de toda la vida fueran todos de PP o Vox.
De todas formas, el problema no es tanto la AVL como los ‘Criteris lingüístics’ (que así se llaman) aprobados para su uso por la Generalitat por la DG de Política Lingüística del Botànic. Criterios que en caso de duda no usan las formas valencianas. Se saltan las normas de la Acadèmia, y la Acadèmia (ente normativo) no dice nada. Ahí tiene tarea Mazón, porque cambiar esos Criterios no depende de la AVL sino de la propia Generalitat.