El infamante acuerdo PSOE-Puigdemont por el que España (usted y yo) va a pedir perdón ya a los golpistas catalanes y les va a amnistiar a todos de todo, por el que el Congreso -lo nunca visto- va a enjuiciar a los jueces, y por el que se va a negociar con mediador internacional (para mayor escarnio) un referéndum de autodeterminación en Cataluña esta legislatura, está teniendo efectos colaterales en las filas de la oposición, que deberían estar más prietas que nunca en este día tristemente histórico, y que sin embargo por momentos dan la sensación de constituir un remedo del ejército de Pancho Villa.
Juan Manuel Badenas, número 1 de Vox en el Ayuntamiento de Valencia, puede que en puridad tenga razón cuando dice (hoy en Plaza Radio) que “ser nazi no es un delito”. Él es catedrático de Derecho y yo no, y seguramente no exista delito alguno que penalice ser nazi. Pero la importancia de su cargo institucional le debería como mínimo obligar a no realizar declaraciones que puedan ser interpretadas como una disculpa hacia una ideología que como bien recuerda la socialista Sandra Gómez y él mismo reconoce y condena “ha matado a millones de personas”.
Lo reprobable de la actitud de todo el PSOE (no sólo Sánchez, todo el PSOE), pactando 4 años contra sus principios y contra sus promesas con un Puigdemont que no va a ceder nada en toda la legislatura, no puede hacer saltar por los aires unos mínimos de estética democrática a los que al menos la oposición debería agarrarse con fuerza para no deslegitimarse en la protesta. Por eso era importante que la líder del PP, Isabel Díaz Ayuso, reprobase tarde pero con fuerza el uso de la violencia antes las sedes del PSOE, algo que su presidente, Alberto Núñez, secundó después. Como cuando las críticas a la quita generalizada de deuda, que también las encabezó la madrileña y las secundó el gallego.
Todo el orden del que hace gala la izquierda a la hora de tragar y hacernos tragar a todos sapos bien viscosos debería tenerlo también la derecha a la hora de cazar mamuts. Y tenemos uno muy gordo delante de nuestras narices.
