Es mentira que a España le vaya a gobernar a partir de la semana que viene Pedro Sánchez. Es mentira que esta vieja nación vaya a ser dirigida por el líder de una nueva nación, un tal Puigdemont. Ninguno de los dos va a gobernar en solitario la piel de toro. Ni siquiera van a hacerlo al alimón.

El destino de España va a estar este mismo mes en manos de un triunvirato. Un triunvirato formado por Sánchez, Puigdemont, y el mediador internacional que van a contratar. La mecánica será la siguiente: Puigdemont le propondrá cosas a Sánchez que Sánchez habrá de cumplir, y que el mediador deberá verificar. Si no fuera así, si el mediador le dirá a Puigdemont que Sánchez no ha satisfecho sus deseos, Puigdemont le dirá a Sánchez que ya no le va a votar nada más a favor, y entonces Sánchez caerá.

Luego el Gobierno de España va a depender de tres personas, pero básicamente del mediador, que será el que tenga la última palabra sobre las cosas que le han de pasar en adelante a este país. Un país que no había estado tan dividido desde la Transición, ni con Zapatero. Eso a Sánchez le da igual. Toda la Justicia en contra de sus pactos, los inspectores de Hacienda, los policías, la guardia civil, las instituciones, el CIS de Tezanos (que ya da ganador por 2'5 puntos al PP), Europa recelando… todo le da igual. Él con medio país tiene bastante. Y si no, pues también le da igual. A él, y a su partido, que sigue defendiendo ciegamente contra toda evidencia que el derrotado del pacto de ayer ha sido Puigdemont, y que la ganadora ha sido España. Excepto Page, que hoy ha dicho que "será imposible que salga adelante un proyecto que privilegie fiscal o financieramente a una parte de España", "como también lo será que haya una votación que ponga en cuestión lo que dice la constitución", en referencia al referéndum de autodeterminación cuya negociación incluye el acuerdo, para acabar asegurando que "si hay que plantar batalla lo haremosr".

De momento nos va a gobernar un triunvirato. Salvo que Page y sus diputados en el Congreso pasen de las palabras a los hechos. El PSOE, sin duda, ganaría un líder, y España mucho más.