Para mí los hechos son más importantes que las palabras. Por ejemplo, que en la reunión del Consejo de Política Fiscal y Financiera de hoy el Gobierno haya decidido que no se va a hablar de financiación autonómica, a pesar de la preocupación que la ministra dice tener por el tema, es un claro ejemplo de que una cosa es predicar y otra dar trigo.
Los hechos son importantes; pero tampoco podemos descuidar las palabras, aunque se trate sólo de formas coloquiales, no sea que luego venga algún desequilibrado y las aplique palabra por palabra.
Pienso en Santiago Abascal, diciendo que “en un momento dado” el pueblo español “querrá colgar por los pies” a Pedro Sánchez, como hicieron los italianos con el dictador Mussolini. Ojo, no demos ideas que hay mucho loco suelto, y luego vendrán las ‘madresmías’. Abascal se ha equivocado con esa frase, que debería matizar lo antes posible. Antes de que esta tarde Sánchez se aproveche de ella durante la presentación de su libro para desacreditar a toda la oposición.
Debería matizarlas Abascal, no Feijóo, conste. Como tampoco lo hace Sánchez cuando el que dice algo fuera de tono es Puigdemont u Otegui. O en el peor de los casos debería cambiarla por un más tradicional y metafórico “algún día los españoles correrán electoralmente a gorrazos a Sánchez”, que suena bastante menos agresivo.
Vox no puede permitirse estas cosas. Ni dejar de ir a los actos a los que es invitado y sabe que va a acudir el Rey. Ni ausentarse de las celebraciones de la Constitución. Por mucho que les molesten actitudes paralelas de algunas personas vinculadas con esos acontecimientos. Porque si no habrá quien piense que ese partido ni es monárquico ni es constitucionalista, sino antisistema.
Justo lo que no se puede permitir, si no quiere empezar a tener bajas como Podemos.