A mí la corrección política me da tres patadas en el estómago. Y la cultura woke, cuatro. Cuando tengo que poner en una tertulia cuatro hombres, los pongo. Y si son cuatro mujeres, también. O dos y dos. O tres y uno. Pero reconozco que en política, especialmente sabiendo lo que se les llena la boca a todos con la paridad y la vertebración y esas cosas, esos detalles deberían cuidarse.

En Les Corts ayer se produjo un cambio de síndic-portavoz en el grupo socialista. Y hoy, otro en el grupo de Vox. Y resultado de todo ellos, en los cuatro grupos políticos de nuestro parlamento autonómico los portavoces son hombres. José María Llanos, José Muñoz, Miguel Barrachina, y Joan Baldoví. Y lo que es más curioso: tres son de Valencia y uno de Castellón. Ninguno de Alicante. De Alicante no hay nadie ni en las portavocías ni en la Mesa de la cámara. Curioso.

En el caso de Vox aún lo es más porque Llanos entra en lugar de la alicantina Ana Vega porque (textual) “se opta ahora por dar la portavocía a un representante de Valencia con el objetivo de realizar un reparto de funciones entre los representantes de las diferentes provincias”.

Confuso al menos, ¿no les parece? Como también lo parece el hecho de que José María Llanos, que es el auténtico pionero de Vox en la Comunidad Valenciana, partido al que luego llegaron todos los demás, fuera descabalgado de la presidencia provincial valenciana por Ignacio Gil-Lázaro y ahora asuma la sindicatura precisamente en representación de esa provincia.