Se cumplen veinte años de uno de los episodios más tristes de la historia reciente de nuestro país. El 11 de marzo de 2004 estallaban once bombas en cuatro trenes de cercanías de Madrid en el peor acto terrorista que se ha producido nunca en Europa.
Esta mañana se ha guardado un minuto de silencio frente a las puertas de ayuntamientos y Generalitat Valenciana en recuerdo de las 192 personas que fallecieron en esta acción del terrorismo yihadista hace dos décadas.
El president de la Generalitat, Carlos Mazón, ha participado, junto con los miembros del Consell, en el minuto de silencio, donde ha manifestado que "veinte años después, volvemos entre todos al recuerdo, al dolor y, sobre todo, al futuro". Además, ha llamado a convertir el recuerdo en "por difícil que parezca, una nueva etapa de convivencia y de rechazo frontal a cualquier tipo de violencia".
Madrid ha reinaugurado el monumento dedicado a las víctimas junto a la estación de Atocha. Una sala de color azul con mensajes de esperanza en todos los idiomas, y ahora queda renovar el espacio exterior.
El área de recogimiento llegará a los 2.000 metros cuadrados y contará con 192 luces, una por cada fallecido.
Los supervivientes piden que no se les olvide y recibir las subvenciones necesarias. Detrás de cada persona que viajaba en alguno de esos trenes ese fatídico día hay una historia y un dolor que, probablemente, no desaparecerá jamás.