Más pronto les digo ayer que se avecinaban cambios legislativos importantes vinculados con la lengua (reforma integral de À Punt, y plurilingüismo pero con libertad), más pronto se confirman. Y por vía parlamentaria, con PP y Vox cerrando filas. Y con alguna taza más de caldo, como la Ley de Concordia, que arrancará en 1931, y que considerará víctimas a todas las víctimas, las de los dos bandos de la convulsa España de los años treinta, y las del terrorismo.

A la oposición, evidentemente, no le ha gustado tanta enmienda a la totalidad de su etapa Botánica en forma de mascletá legislativa con terremoto y todo. Porque además, la presentación de todas estas novedades, tres horas después de que aquí sugiriéramos algunas, ha estado envuelta en follaje. Mucho follaje. Frondoso follaje.

Porque hoy estas ‘nuevas’ compiten con muchos otros robustos árboles informativos de abundante ramificación: lo de Puigdemont por encima de todo, con esa especie de referéndum alternativo que será el 12M porque ese día los catalanes votarán si quieren o no que manden los independentistas, o sea, si quieren o no conseguir la independencia. Pero las iniciativas legislativas valencianas también compiten hoy en titulares con el inicio del juicio a Zaplana y Olivas, dos expresidentes; el congreso del PSPV para poner en órbita a Diana Morant, supuesta pre-presidenta; e incluso el ‘frente por el agua’ del Tajo recién constituido y que de momento consiste en la predicación al convencido, que es Murcia.

La gran trampa de las iniciativas legislativas valencianas para la oposición es que en varias de ellas, À Punt por ejemplo, se invita a una negociación de sillones que incluye a Vox, con lo que si no quieren sentarse con Vox la negociación no existirá, y no será porque no hayan sido invitados a ella.

En resumen, lo que les decía, que lo que rodea a estas iniciativas legislativas es follaje, mucho follaje.