Los más veteranos de ustedes seguramente recordarán que en los años 50 fue muy popular un personaje de ficción cinematográfica llamado ‘la mula Francis’, una mula que hablaba.
En los años 60 la que era verdaderamente popular era Elena Francis, otro personaje de ficción aunque tardáramos mucho en saber que no existía, que daba consejos sobre amores y desamores a través de la radio.
El siguiente Francis popular fue el modisto Montesinos, porque de Francis Franco casi no hay nada que decir.
Y ahora, a punto de cumplir el primer cuarto del siglo XXI, otro Francis, que durante un tiempo casi casi llegamos a pensar que también era de ficción porque sólo se conocía de él una foto, nos ocupa y desocupa periódicamente. Ahora vuelve a ocuparnos. Me refiero a Francis Puig, el hermano del expresident Ximo Puig.
Hoy nos cuentan los diarios que la Guardia Civil tiene un dosier con facturas que sus empresas presentaron para justificar las subvenciones por promoción del valenciano con un sinfín de irregularidades. Incluso que este Francis, según la Guardia Civil, trató de colar los gastos de la boda de su socio para obtener subvenciones. Aunque lo que más llama la atención es que se intentara presuntamente justificar con contenidos en castellano las ayudas para el valenciano. Todo muy raro.
El sucesor de Ximo Puig es Diana Morant, y no consta que tenga hermanos que le causen problemas. Carlos Mazón le envió ayer una carta en castellano. ‘Cartas a Diana’ podría ser un buen título para no sé qué. En esa carta, de felicitación, Mazón le propone a Morant hablar. Reunirse y hablar. No parece un mal plan. Y cuando ella quiera, además.
No se me ocurren muchas excusas, buenas, para decir que no. Salvo que las orejeras ideológicas no le dejen a uno ver lo que de verdad conviene a la ciudadanía, a la que todos ellos se deben.