Parece el día de la marmota: otra vez Francis Puig, otra vez Mónica Oltra. Con sus respectivos temas, los que más amenazaron sus respectivas carreras políticas con desigual suerte.
En el caso de Oltra su nombre empezaba estos días a ser barajado, como dicen los modernos, para ser lo que ella quiera ser. Que podría ser eurodiputada, aunque no sé, me suena raro verla tan lejos del sitio del que ella se vio tan cerca. Por mucho que hable alemán. Aunque tampoco sería mala opción para ella, especialmente sabiendo ya que el número 3 de la lista de Sumar va a ser para Compromís.
En el caso de los Puig, Ximo ya está en Europa, de embajador de la señorita Pepis, porque la de la OCDE es una embajada para no embajadores, para premiar a políticos que se han desalojado de su anterior poltrona sin escándalo. Aunque lo de que su gobierno reclamara tarde el dinero debido por su hermano suene precisamente a eso, a escándalo. Pero en los actuales parámetros éticos del sanchismo tampoco debe ser para tanto.
En Elche, en cambio, ha dimitido el concejal del PP que fue ebrio a una iglesia en Semana Santa en la que otros dijeron que había hecho algo más feo que ir ebrio. Es curioso: contaba ayer OK Diario que según la Inteligencia Artificial Elche era una de las peores ciudades de España para vivir, junto con Cádiz y Huelva. Yo no lo creo. Ah, y que Valencia era la tercera mejor de España, tras las co-capitales Madrid y Barcelona. Yo eso sí lo creo.
Pero no nos desviemos: que ahora empiezan las carreras para hacerse con un puesto en las listas europeas. Y que independientemente de lo que pase con otros, la ministra y vicepresidenta Ribera ya se ha postulado. Pero no sólo a eurodiputada, también para comisaria. Habrá que estar… al Tajo.