Esto de los bancos es para exégetas. Cuenta hoy casi premonitoriamente Pablo Salazar en Las Provincias que los bancos nunca han sido simpáticos porque ganan muchísimo, recortan mucho y explican nada o casi nada. Hoy BBVA ha presentado una OPA contra el Sabadell. Es decir, que le va a comprar las acciones a todo aquel que quiera vendérselas. Sin permiso de la superioridad. O sea, sin permiso de los directivos del banco, y por lo visto también sin permiso del Gobierno, que el otro día veía bien la absorción (salvo los ministros de Sumar) y hoy critica las formas empleadas. Lo de la Generalitat ha sido oposición frontal desde el principio, porque, además de la pérdida de competencia, la operación supone la desaparición de las sedes del banco en Alicante.
Las sedes del Sabadell en Alicante y de Caixabank en Valencia son los últimos bastiones de algo parecido a un poder financiero valenciano, que se perdió cuando Bancaja y la CAM fueron absorbidas y el Banco de Valencia regalado. De lo del Banco de Valencia hay quien prepara un nuevo trabajo editorial con el que intentar explicar lo que hasta ahora no se ha explicado. Con Bancaja uno aún recuerda el argumentario de la Generalitat de Francisco Camps alegrándose de ser absorbidos por Cajamadrid para así pasar a ser cola de león de uno de los mayores bancos de España. Lógicamente, ese argumentario se lo hicieron en Madrid.
Ahora en cambio la Generalitat de Mazón ha sacado la artillería, primero pidiendo a los valencianos que trabajen con bancos instalados aquí, y hoy mismo calificando de “soberbia absolutamente intolerable” la actitud del BBVA. No está solo Mazón, porque, incomprensiblemente para mí, esta operación, que, no lo olvidemos, también supone la desaparición de una entidad catalana, llega a tres días de las elecciones en aquella comunidad autónoma. Todo muy raro. Sobre todo porque el PP es un partido que defiende la libertad de mercado que en el fondo el BBVA está ejerciendo, nos guste o no.
En cualquier caso, contra la pérdida de sedes financieras en la Comunidad Valenciana hace tiempo que se perdió la batalla. Seguramente porque nunca se libró. Con permiso de la decisión última de los accionistas, si yo fuera el BBVA esta mañana pondría por megafonía a Rocío Jurado cantando “ahora es tarde, señora. Ahora nadie puede apartarlo de mí”.