Se está imponiendo una forma de hacer oposición que me preocupa, porque consiste en criticar con la máxima intensidad posible todas y cada una de las cosas que se les van ocurriendo a los partidos que no ostentan el poder. Con brocha gorda, sin modular los presuntos argumentos, sin mirar ni contrastar antes de denunciar. Y así luego pasan cosas como que la primera que legalizó a los hombres maltratados fue la izquierda, no Mazón y Vox. Y que las leyes de Concordia no han puesto en peligro la base de la ONU en Valencia, como demostró con una envidiable rapidez de reflejos Bruno Broseta haciéndose una foto con el delegado de la ONU nada más divulgado el bulo de su incomodidad. Al final con esa dinámica opositora indiscriminada lo único que se fomenta es el descrédito de los políticos. Y la desconfianza de los ciudadanos en ellos, y en los periodistas, que somos los que contamos lo que ellos dicen, aunque sean cosas tan locas como ésas.
Este domingo a las 1430, por cierto, dedicaremos nuestro debate ‘Nos Interesa Saber’ a los bulos y a los pseudomedios. Domingo, 14:30h. Colateralmente: en el juicio de Erial contra Zaplana ayer cinco personas hablaron a favor del exministro, aunque eso no se destaque tanto como lo contrario. Entre ellos, el famoso comisario Villarejo, que culpó a Rajoy de las desgracias de Zaplana. Por miedo a que le desbancara en el partido, decía el policía. Bueno, ya veremos qué concluye el tribunal.
De momento Rajoy goza de buena imagen, muy buena imagen. Esta semana estuvo en un acto del CEU similar al de dos días antes de Aznar, y tuvo el doble de audiencia y un éxito de selfies y fotos más propio de una estrella del rock. Aznar esas cosas es que ni se las plantea. También es verdad que el auditorio era mayoritariamente joven, y que los jóvenes cuando lo de Aznar no habían nacido. Como diría Zaragüeta, así es la vida.