Segundo día tras las catalanas, y las cosas parecen un poco más claras. No porque lo estén, sino porque las posibilidades se agostan. Así que, si me preguntan hoy, yo apostaría por un adelanto de las Generales al otoño. ¿Por qué? Porque el resultado de las catalanas ha sido bueno para el PSOE, y porque presumiblemente las Europeas del mes que viene -estimuladas por el efecto Illa- no serán tan malas para el PSOE como se preveía hace un mes.
Con esos dos buenos efluvios, y con el previsible bloqueo independentista a la investidura de Illa, la solución de Sánchez ha de pasar por una convocatoria conjunta de nuevas catalanas y Generales anticipadas para el último trimestre del año.
El bloqueo a la investidura de Illa cobra fuerza porque desde ayer a hoy han pasado estas cosas: que Puigdemont sólo admite que le invistan a él, y si no amenaza con dejar de apoyar a Sánchez en el Congreso; que Aragonés ha anunciado su marcha y que Esquerra se quedará en la oposición; que el PSOE no acepta ninguna fórmula que no pase por hacer presidente a Illa, y que el PSC no aceptaría que la decisión no la tomaran ellos; y que ni PP ni Vox parecen dispuestos a apoyar la concentración constitucionalista con un Illa que ha apoyado la amnistía. Así que ya está: sólo queda que, si se confirma el bloqueo que se anuncia al candidato socialista en el Parlament (que sólo podría salvar una abstención in extremis de Esquerra) y se confirma el subsiguiente boicot al presidente en el Congreso, Sánchez adelante Generales para cuando haya que repetir catalanas. Eso, a día de hoy
Y a día de hoy mantengo que lo único con lo que Sánchez podría si acaso contentar a sus dos socios independentistas la vez es con una financiación diferenciada a la del resto de España. Es decir, mejor que la nuestra, por poner sólo un ejemplo.