Mañana a estas horas seguramente les podremos contar lo mucho que han insistido en su mitin de esta tarde el presidente Sánchez y el expresidente Zapatero en que el Consell de derecha y ultraderecha que dirige la Comunidad Valenciana es el vivo ejemplo del retroceso en libertades que nos jugamos en todo el continente del 9 de junio. Vamos, me apuesto lo que quieran a que los presidentes hablan de la censura en Burriana (Vox hace, el PP deshace), del vicepresidente torero, de la huelga de Educación, de la ley de Concordia y negacionismo de la Memoria, y de los tuits racistas de una concejal valenciana.

La plana mayor del PSOE viene hoy a estrenar campaña, lo mismo que la del PP, que, eso sí, ya no habla de la derogación del sanchismo, aunque ése vuelva a ser su único propósito. Por algo será. Lo de ambos. A los primeros lo que más les interesa es hablar de las comunidades y del panorama internacional, y no tanto de las dos leyes que no han podido aprobar esta semana por falta de apoyos, la de prostitución y la del suelo. Puede que no tengan techo (eso creen), pero tampoco suelo (eso se ha visto hoy). 

Palestina es un suelo quebradizo (eso se vio ayer), cuyo reconocimiento ¡ahora, en plena guerra! vamos a ver qué consecuencias tiene. Sánchez (el de la pillada de ayer en el Congreso pidiéndole a la presidenta que haga callar a Feijóo) ha dicho que las asume, lo que confirma que las habrá. Hoy al menos dos periódicos, citando a fuentes de la defensa y de la inteligencia española, advierten de la preocupación por la represalia israelí (ojo por ojo, ya saben), que más que por Pegasus podría venir por la colaboración antiterrorista y antiinmigración masiva de la mano de su aliado marroquí. Y a ver qué hace Biden, que ésa es otra.

Lo de Palestina lo va a estirar Sánchez a lo largo de la primera semana de campaña europea. Pero probablemente también Israel, que hoy ya ha publicado un vídeo de mujeres soldado secuestradas y maltratadas por Hamás. El ‘Me Too’ y el ‘Hermana yo sí te creo’ ni están ni se les espera.