La semana ha sido muy intensa parlamentariamente hablando. Ayer, la Amnistía mediante la que España pide perdón a los independentistas, y los independentistas no se lo agradecen porque creen que ‘más se merecen’, y antes de ayer la sesión de control al presidente, que no me resisto a comentar para ustedes.
Lo que se haga en el Congreso se le hace a la ciudadanía. Es decir: cuando el presidente decide no contestar, elude su responsabilidad y le falta el respeto a la ciudadanía, que tiene derecho a escuchar respuestas a todas las preguntas, no sólo a las de Bildu. Yo no me he caído del guindo. Y sé por consiguiente (expresión que por cierto ya no usa Felipe González) que las preguntas van mezcladas con demagogia, y las respuestas con propaganda. Pero eso no exime de la obligación de responder a lo que se pregunta. Por ejemplo: si Feijóo me culpara a mí, presidente del Gobierno, de que el pollo ha subido, yo NO le contestaría que lo suyo es fango (que siempre que lo dicen me suena a Fangoria, el grupo de Alaska), ni que va a perder las elecciones aunque las gane ‘porque nosotros somos más’. No. Yo le contestaría que nuestras granjas producen pollos de calidad con mucha demanda. Y que voy a proponer bajada del IVA y desgravación en el IRPF. Y añadiría que los pollos españoles no se crían en el fango, como si con Feijóo se fueran a morir antes de tiempo. Ésa sería la dosis justa de propaganda. Pero con respuesta incluida.
Feijóo preguntó el miércoles a Sánchez por su mujer y por la ‘corrupción en Moncloa’ (que suena a serie de TV), y Sánchez no contestó. Ahora sabemos que ella está imputada. ¿Debe dimitir Sánchez por haber mentido cuando antes dijo que su esposa no estaba siendo investigada? Él se lo pidió a Ayuso por su novio. Y Rubalcaba decía que “España no se merece un presidente que miente”. Porque, de haberse sabido lo de Begoña a tiempo, ¿las Catalanas hubieran salido como han salido? Sensu contrario, para las Europeas se podría pensar que Sánchez lo va a tener ahora mal. Pero por en medio Abascal se ha ido a abrazar a Netanyahu como si las Europeas se jugaran en Israel. Si me permiten la broma, eso explicaría por qué Israel está en Eurovisión. Así que ahora Sánchez podrá insistir en el peligro de que los ultras lleguen a mandar en Europa, como en la Comunidad Valenciana.
A ver si van a tener razón los que sospechan que la pinza es PSOE-Vox contra el PP…
