La suerte para Feijóo es que el bloque Frankenstein no suma más que las tres derechas, que son PP, Vox, y, en vez de Ciudadanos, Alvise (carne de la cruzada contra los bulos que va a empezar ahora Sánchez). Siempre son tres derechas. Si el Frankenstein hubiera sumado más, Sánchez nos daría la misma tabarra que cuando en las Generales aseguró, habiendo perdido, que ellos eran más.
Ya no, ya no son más. De hecho anoche el presidente felicitó al PP. Ahora todo se mide por bloques. Y el bloque de la derecha ya podría gobernar España si extrapolamos resultados.
En la izquierda el PSOE aguanta gracias al traspaso de votos por el hundimiento de Sumar, mientras que en la derecha nadie pierde, todos aumentan todo. Luego España se va poco a poco hacia la derecha, aunque no tanto como hacían presagiar los últimos escándalos de Sánchez y entorno. Hacia la derecha, no hacia la extrema derecha, a la que contiene adecuadamente el PP a pesar de que en su primer tuit de anoche Sánchez se arrogaba ese mérito. Pero no parece que se le pueda atribuir, porque si la ultraderecha es también el PP, como dicen los suyos, la ultraderecha le ha barrido en nada menos que 42 provincias españolas. Mala contención parece ésa.
En Francia no ha pasado eso de que alguien (PP o PSOE según los gustos) frene a la ultraderecha. Ni en Italia. Allí sí que ganan las extremas derechas, la de la señora Le Pen y la de la señora Meloni.
Volviendo a España, el PSOE pasa de estar 1’5 por debajo del PP en las Generales a 4 por debajo en las Europeas. Y sigue con su costumbre de no ganar nada, salvo Cataluña, y hoy veremos con qué perspectivas.
No es bueno el panorama para el PSOE, que sólo gana en 7 de las 52 provincias españolas, contando Ceuta y Melilla como si fueran provincias. El PP se lleva 42 de 52, como les decía antes, y los independentistas 3 (Junts 2 y Bildu 1). Pero el PSOE respira, pese a todo, porque la derrota se esperaba peor. Y muchísimo peor que la que anunciaba el CIS, que esta vez no ha acertado con las horquillas de ninguno de los contendientes, que ya es fallar.
Un grupo musical asturiano de los 80, Los Ilegales, se hizo famoso con un disco titulado “Agotados de esperar el fin”. Pues tal como ha quedado la cosa parece que aún falta un rato.
