Observo con preocupación creciente y no menor curiosidad la interesada degradación de la imagen pública de la Justicia española que se viene perpetrando desde hace más o menos diez años. Por entonces sólo se sugería que un juez o un fiscal tomaban decisiones que perjudicaban a un político determinado en función de la adscripción ideológica del juez o fiscal en cuestión. Luego la cosa ha ido a peor.

Yo, de joven, creí ingenuamente que ni juristas ni periodistas podían actuar de parte, a pesar de que todo el mundo tiene derecho a tener una ideología e incluso a simpatizar con un partido.

Con los años he visto que hay periodistas que trabajan para una ideología, y no por la verdad caiga quien caiga, verdad que muchas veces no está del lado de la ideología que ese periodista defiende. Y no hablo de los que trabajan en un gabinete de comunicación, que en ellos sí estaría justificada la toma de postura, nunca la adopción del fanatismo de sus jefes. Con los jueces y fiscales pasa que de un tiempo a esta parte todos sabemos que fulano pertenece (fea palabra) a una asociación determinada que o bien en conservadora o bien es progresista. Con lo cual, cuando tiene que intervenir en un proceso contra un político del otro bando y las cosas no salen como ese político querría ya tenemos el lío montado.

Ahora ese lío lo llaman ‘lawfare’. Camps, contra cuya absolución creo que aún cabe recurso, nunca ha hablado de ‘lawfare’. Pero el entorno de Mónica Oltra sí. Ayer Compromís fue más allá e instó al PSOE a impulsar "un paquete legislativo para democratizar la justicia".

Yo no sé si con eso quieren decir que la Justicia ha de ser popular, es decir, que a los políticos encausados se les absuelva si su partido tiene muchos votos y conquista muchas parcelas de poder, incluido el judicial, o el Constitucional, o una parte alícuota del Frankenstein, y se le condene si tiene pocos apoyos, sin importar pruebas, indicios y demás. Los votos no pueden justificar distintos raseros para los justiciables. La Justicia no hay que democratizarla porque no es dictatorial; la Justicia hay que profesionalizarla. Y para eso es absolutamente necesario despolitizarla y descolonizarla. Porque si no, ni siquiera Sánchez, a pesar de todo, creerá en ella.