El presidente Sánchez tiene abiertos dos grandes frentes que amenazan su permanencia al frente del Gobierno: Puigdemont, y su mujer. La mujer de Puigdemont no, la de Sánchez. Para que el líder catalán no le agüe la fiesta, Sánchez impulsó una amnistía que ahora vemos que, por más bótox que le pongan, sigue teniendo alguna arruga. He dicho bótox, no votos. La única cirugía que parece que le queda por aplicar a ese rostro duro, tras la decisión de ayer del Supremo, parece que es la del Constitucional. Allí hay más amigos de la causa que en el exSupremo, porque si tiene por encima al Constitucional es que el Supremo ya no es Supremo. Con lo que al final todo acabará en Europa, supongo.
Decía la exalcaldesa de Alicante Sonia Castedo que las concejalías de urbanismo deberían dirigirlas desde las Audiencias Provinciales. Bueno, pues las causas político-judiciales españolas parece que van a tener que acabarlas los jueces europeos. En cuanto a la mujer del presidente, la caza al juez que lleva esa causa ha llegado al punto de que un medio parece que lo ha confundido con otro ciudadano del mismo nombre, llegando a asegurar que el juez tienes dos DNIs. De traca.
Es entonces cuando uno recuerda el bolero de Los Panchos que decía que “si tú me dices ven, lo dejo todo/Que no se te haga tarde/Y te encuentres en la calle/ Perdida, sin rumbo y en el lodo/Si tú me dices ven, lo dejo todo”. Pues eso hacen los palmeros de turno, dejarlo todo y acudir prestos. Esa canción, que todo el mundo llama “Si tú me dices ven” lleva en realidad por título “Lodo”. Cualquiera de los dos nombres va bien para este caso de la lucha por salvar a la mujer de Sánchez. Si acaso habrá que cambiar “lodo” por “fango”, pero no importa mucho porque según la RAE son sinónimos.