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A Estas Horas: 09/07/2024

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  • Redacción
  • Publicado: 09/07/2024
  • Actualizado: 09/07/2024 · 14:43

En Europa algunos destacados dirigentes como el húngaro Orban y buena parte de sus socios son claramente pro-Putin, ese estadista que mata niños en un hospital

Pasan cosas, están pasando muchas cosas en España y en Europa. Aquí hoy todo el mundo habla de fútbol. Por cierto: la de este martes es una semifinal entre países teóricamente católicos, y la de mañana, entre países mayoritariamente protestantes. Curioso, no sé si habían caído ustedes en la cuenta.

Pero aparte del fútbol, ojo a lo de que el juez le avise a la mujer del presidente del Gobierno de que puede ser detenida si no hace lo que tiene que hacer el día 15; y ojo al juez que acusa a Puigdemont por traición, cuando otro juez ha dejado escapar la acusación de terrorismo contra el catalán errante, todo presunto, por supuesto.

Ole sus narices, con la de presiones que deben estar soportando. Después ya se verá en qué queda todo, pero de entrada, ole sus narices. Especialmente cuando vemos qué concepto de la Justicia tienen partidos como Compromís, que aprueban no pedir ya nunca más la dimisión de nadie que esté imputado si ellos consideran que está siendo víctima de persecución judicial.

O sea, que no se la pedirán a nadie porque todos dirán que están siendo perseguidos. Y lo mejor es que será verdad, porque lo que la Justicia hace, sí, es perseguir. Pero no a unos sujetos porque se les tenga manía, sino al delito que haya podido cometer el individuo en cuestión.

Es como declararse de un género distinto al de nacimiento. Uno va al registro civil, y zas, ya es de otro género. No hace falta más. Y si fuera el caso de sujetos interesados en echarle morro al asunto, a ganar medallas deportivas a tutiplén. Pues aquí algo parecido: uno declara ante un micrófono que está siendo perseguido, y ya está, no hace falta más, no ha de dimitir nunca de nada.

Premio para el presunto. Mientras tanto, en Europa algunos destacados dirigentes como el húngaro Orban y buena parte de sus socios son claramente pro-Putin, ese estadista que mata niños en un hospital infantil sin que nadie en Occidente se manifieste por ello.

Los demás socios de Orban, los que se rasgan hoy las vestiduras en la prensa y dicen con acento en la ‘E’ que ellos pro-rusos no son, deberían saber que si apoyan a un pro-ruso van a convertirse a los ojos de todos en pro-rusos.

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