Los franceses, a diferencia de portugueses y andorranos, son los únicos vecinos que no nos votan en Eurovisión. Además, solían decir que Europa empieza, o acaba, en los Pirineos.
Y encima ayer el diario deportivo L’Équipe, antes del partido, titulaba ‘no pasarán’, sabiendo que caso de pasar los únicos que les echarían aquí a la cara haber pasado a la manera franquista serían los de Vox. Y así ha sido: mientras los demás lo pensaban pero no se atrevían, la portavoz en el Congreso Pepa Millán afirmaba orgullosa que ‘ya hemos pasao’.
Y la presidenta de Les Corts, Llanos Massó, se hacía anoche una foto con la imagen de fondo en la tele del salón de uno de esos a los que llamó ‘imbéciles’ por desear que Le Pen perdiera en las elecciones: Mbappé. Ya hay quien le recuerda a Florentino que ha fichado al malo, y que el bueno, Yamal, es del Barça.
Hablando de imbéciles, uno de Vox-Andalucía está haciendo méritos: el que ha dicho que para ganar no nos hace falta Yamine Lamal, el mejor jugador del campeonato. Con gente así Europa puede que también, pero la Eurocopa seguro que empieza en los Pirineos. Está más cerca de España que de la Flandes de los Tercios o de la pérfida Albión. Los tercios ayer eran de cerveza, y la alegría en España, colectiva.
En Madrid, el Gobierno aprovechó para colar mensajes anti-Vox en sus felicitaciones a la Selección. En la Comunidad hubo quien rebautizó Cullera en CuCullera, y en Munich quien mandó a Peter Lim a casa, por si no ve los partidos del Valencia.
Deschamps, por cierto, era el único valencianista del partido, y claro está, perdió. Enfrente estaba De la Fuente. ¡Y pensar que se lo quisieron cargar porque aplaudió a Rubiales en una asamblea…! Dios existe, bien lo sabe él.