Se cumplen 30 años de uno de los acontecimientos más trágicos de la historia de nuestro país. El 27 de enero de 1993 fueron encontrados los cuerpos sin vida de Miriam, Toñi y Desirée, tres adolescentes que habían desaparecido dos meses y medio antes en la localidad valenciana de Alcàsser.
Su desaparición se produjo la noche del viernes 13 de noviembre de 1992. Las chicas hicieron autostop para ir a la discoteca Coolor de Picassent, pero nunca llegaron a su destino.
Hace exactamente tres décadas de la aparición de sus restos mortales. Un apicultor de 69 años y su consuegro alertaron a las autoridades tras descubrir un brazo humano semienterrado en una fosa en el barranco de La Romana, ubicado en el municipio valenciano de Tous.
La Guardia Civil acudió al lugar de los hechos y fue entonces cuando se confirmaron los peores presagios: eran los cuerpos de las niñas desaparecidas y habían sido violadas y torturadas hasta la muerte. Los cadáveres de las chicas estaban envueltos en una alfombra grande.
Ese mismo día, la Guardia Civil interrogó a Miguel Ricart, uno de los sospechos. Posteriormente, él mismo confesó que había secuestrado a las niñas junto a su amigo Antonio Anglés.
Ricart fue condenado a 170 años de cárcel por rapto, violación y asesinato con los agravantes de despoblado y ensañamiento. Sin embargo, Anglés huyó nada más cometer los crímenes y nunca se supo cuál era su paradero. Para la Interpol continúa vivo y se encuentra en busca y captura.