Jorge Rodríguez, a lo fallera mayor de Valencia, ha inaugurado la campaña electoral con el tradicional grito de ‘senyor pirotècnic, pot començar la mascletà’. Y el primer ‘masclet’ lo ha disparado él mismo, afirmando que el candidato socialista a todo (a presidir la Diputación de Valencia y a dirigir a los socialistas de la Comunidad en cuanto Puig se vaya) no es de fiar, precisamente porque Puig no se fía de él y no le va a dar cuartelillo.
Rodríguez, que tuvo que salir de la presidencia de la Diputación al ser imputado, y al que el PSPV le reclamaba la alcaldía de Ontinyent tras echarlo del partido, respira por la herida de que Puig no le haya pedido perdón públicamente tras su absolución, y de que su entonces mano derecha, Rebeca Torró, haya sido aupada a la portavocía socialista en Les Corts como -entiende- premio a su deslealtad. Nyas coca.
Además, teme que con el PSOE en la Diputación gracias a su voto la Generalitat de Mazón se enfade y le haga la cusqui. La Diputación de Valencia es la única gran institución a la que aún podría aspirar la izquierda, aunque ya ven cómo está de complicada la cosa.
En Alicante es todo mucho más sencillo: el alcalde de Benidorm, como estaba previsto, sucederá a Mazón al frente de la institución.
Del resto de la campaña (porque esto de las diputaciones también lo es) lo que más ha llamado la atención de momento son las propuestas de Sumar de censurar a los periodistas que les parezcan mendaces, de subirle el precio del agua a los ricos, de crear toda una vicepresidencia de feminismos, y de habilitar un teléfono para hombres en crisis.
Hombre, peor es lo de Macarena Olona, que ha presentado su nuevo partido en un prostíbulo. Es lo que hay.