Las gallegas de ayer eran mucho más que unas gallegas. Por eso Sánchez y Feijóo personalmente se movilizaron tanto. Sánchez, porque quería debilitar a Feijóo en su tierra, aunque fuera apoyando a un partido independentista más.

Su tesis es que los independentistas gobiernen las comunidades a cambio de embridarlos él en lo que pueda una vez le aseguren a cambio el Gobierno de la nación. Y mantener in aeternum ese equilibrio inestable. Todo, para que el PP no le dispute nunca más el Ejecutivo.

Pero de esa forma lo que el PSOE consigue es que al único partido al que se percibe ya como garante de la Constitución es al PP.

El PSOE simplemente ha declinado compartir con los populares el papel de partido de Estado. Ahora es sólo el partido de Pedro Sánchez y de los nacionalistas excluyentes. Hasta el punto de que hoy en al menos tres comunidades históricas votar PSOE es votar independentismo, porque ese tipo de gobierno es el que van a apoyar.

Por eso en este 18F la F ha sido de Feijóo. Por eso Rueda, al contrario de algún lema de campaña, no ha pinchado. Por eso el PSOE ha casi desaparecido en una comunidad en la que llegó a gobernar, y sigue aceleradamente los pasos de los socialistas franceses, hoy residuales. Por eso además Sumar y Podemos -cómplices necesarios de Sánchez- ni sumaron ni pudieron. Por eso Tezanos… bueno, no perdamos el tiempo con Tezanos. Mañana volveremos al debate sobre la Amnistía.

Con el eco de fondo proferido por ese gran demócrata que es el ministro Óscar Puente, que propone no celebrar juicios cuando se sepa fehacientemente que los posibles condenados van a ser luego indultados. Impresionante. Viva la separación de poderes.

Va a tener faena su nuevo jefe de comunicación, el amigo Pere Rostoll, que ya debe estar echando de menos la prudencia declarativa de su exjefe Ximo Puig.