Totalmente amurallado. Así se encuentra el centro de Valencia desde mucho antes del inicio de las Fallas.
Los mercadillos falleros se han apoderado de parte de las calles del centro de la ciudad y los comercios locales son los principales perjudicados porque tapan sus escaparates y los llenan de olor a comida.
Los comerciantes denuncian esta situación. Aseguran que se sienten desprotegidos e incluso algunos de ellos han llegado a plantearse bajar las persianas durante estas semanas, pero no se han podido permitir ese lujo.
Sin embargo, han decidido que no se van a quedar de brazos cruzados y han pensando en tomar acciones legales contra "las personas que han decidido situar estos puestos en las calles".
Conscientes de que ya no hay nada que hacer, esperan encontrar una solución para el próximo año.